El Real Madrid tiene la remontada en su ADN. El campeón no dejó que el Almería le moviera su silla. Los locales, que se adelantaron con gol de Ramazani, plantaron cara al equipo de Ancelotti, que no cejó en su empeño de atacar, atacar y atacar hasta que logró dar la vuelta al partido con goles primero de Lucas Vázquez y luego de Alaba, que salió justo del banquillo para marcar un golazo de falta directa en la primera pelota que tocaba. Hazard completó media hora notable y esperanzadora.
Ancelotti cumplió su palabra. Avisó tras ganar la Supercopa de que haría cambios en el once y los hizo. No retoques, cambios de verdad. Rotaciones. Para algo tiene el Real Madrid una plantilla enorme con un fondo de armario que le permite variar los músicos y que los instrumentos suenen igual. Al menos sobre el papel. Ante el Almería Carletto cambiaba (casi) toda la defensa y medio centro del campo, que ya es mucho cambiar para un técnico sesentón, conservador y algo chapado a la antigua.
A la zaga entraba Lucas Vázquez por el tocado Carvajal en el lateral derecho y Ancelotti mudaba de pareja de centrales: Rüdiger y Nacho por Militao y Alaba. Otra pareja de baile con la que ir seguro a la pista. En la izquierda se mantenía esa ruleta rusa hecha lateral que se responde al nombre de Mendy. En el centro del campo se caían dos vértices del triángulo de las Bermudas (Casemiro y Modric) y entraban los dos enfants galos: Tchouaméni y Camavinga, para escoltar a Kroos. Vigor, músculo y energía. Arriba –quizá por la inoportuna lesión de Rodrygo– repetían Valverde, Vinicius y Benzema.
Y con esos diez de campo y Courtois de portero arrancó el Real Madrid la defensa del título de Liga en Almería ante un recién ascendido que llegaba con la piel de cordero puesta y sin nada que perder. Y que salió sin complejos dispuesto a incomodar al campeón. Descaro y presión alta del equipo de Rubi que no se esperaba el Madrid.
Como no se esperaba el primer sopapo del equipo almeriense, que llegó por la vía rápida. Rüdiger se quedó enganchado pidiendo fuera de juego, Nacho tampoco se enteró y entre los dos se comieron el pase filtrado a Ramazani, que se plantó en el área y batió a Courtois con un tiro raso y seco.
El Almería pega primero
Respondió el Real Madrid con la conexión Vinicius-Benzema. El aprendiz encontró al maestro para regalarle el gol, pero Karim la echó arriba. Pero los de Ancelotti habían salido con la caraja veraniega, así que a punto estuvieron de regalarle el segundo, esta vez Tchouaméni, algo nervioso y desubicado, a Sadiq. El disparo del delantero del Almería se marchó a las nubes para consuelo de un enfadado Ancelotti.
El partido no tenía dueño. Era un ida y vuelta como si fuera ping-pong en lugar de fútbol. El Madrid echaba en falta la pausa de Modric. Los blancos percutían una y otra vez con Vinicius y Valverde omnipresentes, igual que un Camavinga ubicuo y efervescente, a veces atolondrado también. Con Benzema emboscado entre zagueros almerienses, el uruguayo y el brasileño eran las principales armas ofensivos del equipo de Ancelotti.
El Almería, puesto en el sitio como un buen torero, no sólo resistía las embestidas del Madrid, sino que estaba haciendo faena. Muy serio el equipo de Rudi, que se había estudiado al campeón y se lo sabía de memoria. Hubo que esperar al minuto 36 para encontrar la primera ocasión clara del Real Madrid, que se guisó y se comió solito Vinicius. Aceleró, dribló, se asomó al área, llegó algo forzado y definió con la derecha para que salvara el gol un defensor almeriense.
El Real Madrid multiplicaba córners como Pedro Sánchez ministerios. Y con la misma inutilidad. Hubo que esperar al décimo (en el minuto 39) para que emergiera un cabezazo picado de Rüdiger que salvó milagrosamente el meta Fernando. El gol hacia la cobra al equipo de Ancelotti, que comenzaba a merecer el empate cuando el partido se asomaba al descanso. Diecisiete remates en 45 minutos no son moco de pavo. El primer tiempo, pleno de vértigo como el descenso del Tourmalet, murió en el área del Almería con un gol anulado a Lucas Vázquez por fuera de juego de media rodilla.
Aprieta el Madrid
En el descanso Ancelotti miró a su banquillo y llamó a la caballería pesada. Modric al rescate, Camavinga a la ducha. El Real Madrid tocó a rebato y cercó el área del Almería, sostenida por un imponente Fernando. Y respondieron con un par de contras que pillaron mal parada a la zaga blanca y que salvó el de siempre: Thibaut Courtois. Las manos del belga volvían a sujetar al Madrid igual que la temporada pasada.
Benzema la tuvo en el 54 con un disparo cruzado que salvó Fernando con una parada imposible. Ancelotti tenía prisa: metió a Hazard por Tchouaméni y pasó a Fede Valverde al mediocentro. Al Real Madrid le quedaba poco más de media hora para dar la vuelta al partido. Pero el cántaro de Ancelotti ya había memorizado el camino de la fuente, así que por fin se rompió en el 60.
La jugada la cocinó Vinicius, que se metió en el área a golpe de caderazo, su remate lo repelió con el pie el meta Fernando, el rechace cayó en los pies de Benzema, que la dio medio picuda y allí, en zona de nadie, se asomó Lucas Vázquez para fusilar a placer y lograr el gol del empate. El Real Madrid había olido la sangre y activado el modo remontada.
Ancelotti metía más madera: Alaba por Mendy. El Real Madrid tenía una falta pintiparada en la frontal para el defensa austriaco, así que el hijo de Ancelotti metió prisa a Chendo para hacer el cambio. Alaba salió justo a tiempo, tomó carrerilla, armó la zurda y la puso en la escuadra. Era como sacar a Michael Jordan a tirar un tiro libre.
Y en la última ventana de cambios Ancelotti metió a Casemiro y Ceballos por Kroos y Vinicius. Al Real Madrid le quedaban siete minutos más el alargue para guardar la ropa después de haberse hartado a nadar en la costa almeriense para lograr la remontada. Lo hizo con oficio y experiencia, a pesar de que el equipo de Rubi lo intentó hasta el final con orgullo y épica. Pero no bastó, el Madrid logró imponer su jerarquía y sus galones, escondió la pelota y se llevó los tres puntos del estadio almeriense porque este equipo tiene la remontada en su ADN.